Opinión: La crisis del cooperativismo agrícola en Castelló

Maldita crisis, maldita crisis en la que nos han puesto.
Quién estira de los hilos de la macroeconomía decidió que el Estado Español, y en especial nuestro País Valenciano, se convirtiera en el balneario para los adineradosdel norte de Europa, y por eso, excepto honrosas excepciones, aquí no hacía falta industria, economía productiva, ni agricultura, porque en esos diseños de tablero, otras partes tenían que ser las productoras de los alimentos y productos de primera necesidad; y la Política Agraria Comunitaria ha jugado a sólo permitir un sector agropecuario residual y subsidiario. Y pobre de la sociedad que no es capaz de tener cierta autonomía alimentaria, porque está condenada a ser dependiendo otros para subsistir.
Y en esas estamos, en nuestra ciudad, cabezade provincia, el sector servicios, comercial, el peso de la administración, y casos puntuales ( petroquímica, alguna pequeña industria), ha marcado el modelo, donde el campo ha sido simplemente visto como un área a conquistar, como el lejano oeste, para especular, urbanizar, crecer; los huertos, como colchón económico secundario, como afición, como suplemento, como herencia, pero descartado por todos cómo alternativa económica seria, como una de las piezas claves de la economía local; hemos pasado de ser agrícolas a ser “capital”.
Y esa crisis endémica del sector agrícola, que vive todo el país, se agrava todavía más en la ciudad, donde no se piensa en el campo. Y si no estaba la cosa bastante mal, la crisis del modelo cooperativista todavía hunde más las posibilidades económicas del sector agrario, en especial citrícola.
Tenemos la Cámara agrícola de Castelló con una deuda inmensa, a la que  tiene que hacer frente con la venta de patrimonio propio para poder salir de esta, con todo lo que esto ocasionaría a corto y medio plazo, la Sociedad Exportadora número 3, también con números rojos, y la Sant Isidre haciendo malabarismos para sobrevivir, todo, mientras tienen que sostener estas cooperativas agrarias estructuras decimonónicas, que ha perdido su función y se quedan solo como cargas; la antigua UTECO ahora Intercoop, que sobrevive falta de ideas, manteniendo un funcionamiento que en la actual situación económica no funciona: una estructura pesada pensada como central de compras y servicios, cuando  ahora hay más oferta que demanda; y en la intermediación acaba ahogando las entidadespequeñas : cuando lo que haría falta ahora es poder desprendres de gastos y estructuras superfluas, de intermediarios que lo encarecen todo, y apostar por la innovación y empoderamiento de las cooperativas, y cortar de raiz estructuras que han cimentado su poder en la colocación, el amiguismo, y el vivir a expensas de las entidades filiales; ahora es el momento de apostar por un cooperativas de este siglo, incentivando las medidas de desarrollo y la investigación de nuevas ideas, y haciéndolas ágiles y útiles; porque el sector agrícola continúa siendo necesario en toda sociedad, y porque, estallada la burbuja urbanística, la gente necesita comer todos los días, y si podemos recuperar espacios perdidos, reactivar motores que se ha parado, hay que intentarlo.

Iniciativa Castelló de la Plana.