Poco a poco, la  Conselleria de Cultura y después de un maratón de preguntas parlamentarias, va explicando en un parte pequeña menuda, el impacto real sobre el patrimonio cultural valenciano que tuvo el desalojo del Real Convento de las Capuchinas de Castelló.
El que en otras comunidad es objeto de polémicas y conflictos para #ver qué se hace en el patrimonio artístico cuando una orden religiosa cambia de comunidad autónoma, aquí, desde el principio se quiso silenciar el caso.
La diputada autonómica de Compromiso, Mireia Mollà, incidió por escrito en que toda una serie de respuestas a preguntas sobre el Real Convento de las Capuchinas de Castelló, cuando, como bien sabe la señora  Conselleria, no eran contestadas y por eso se volvió a preguntar:

• ¿Cuántas fichas del inventario se han hecho y en qué fecha?

• ¿En qué fecha se llevaron  las obras del convento?

• ¿De qué manera está protegido el patrimonio cultural?

• ¿Qué obras son las depositadas en el convento de Barbastro? ¿Qué bienes son los que se han quedado en depósito en Castelló?, ¿los tiene inventariados la  Conselleria?
• ¿Cuales de que las obras artísticas ya depositadas en Barbastro, pero que podrían ser entendidas como patrimonio cultural valenciano han sido reflejadas en esas fichas?
• ¿En caso de no volverse a ocupar el monasterio por parte de capuchinas, que pasará tanto en las obras en depósito en tierras castellonenses cómo en las que están a Barbastro?.
• ¿Por qué motivo asciende a 3000 euros el alquiler mensual de las obras del taller de Zurbaran?, quien ha valorado en esa cuantía el coste de cesión? Ve la  Conselleria aceptable ese alquiler con las dificultades económicas actuales?
De nuevo, buena parte de estas preguntas no son respondidas , y sólo se limita a reconocer que efectivamente se paga a la orden 3000 euros en un alquiler de obras que se pueden visitar al Museo de Bellas artes de Castelló, y que de un total de 103 obras de artes que tenía el convento, 52 han sido depositadas en Barbastro (Huesca) , y 51 en la provincia de Castelló ( no dice donde), y que todas ellas están inventariadas, y que el futuro de donde se puedan quedar las obras será de la voluntad del Obispado de Segorbe-Castelló. Desde marzo de 2012, estas obras estarían ya fuera de Castelló, y sin ninguna garantía de que puedan volver.

La Consejllra evita explicar cuáles son las 52 obras huidas en Aragón, para poder saber su valor real. Desde Compromís se venía denunciando la pasividad de la administración valenciana, en lo que era un claro caso de poner en riesgo el patrimonio cultural valenciano; donde las obras de esta congregación se habían podido acumular gracias a las donaciones y aportaciones de vecinos de las comarcas de Castelló, de los privilegios con que con contado las órdenes religiosas respecto a las obligaciones con la ciudad, y eran objetos de valor que formaban parte de un patrimonio fruto de un esfuerzo colectivo, y no exclusivo de la orden religiosa.

Este debate siempre se ha producido en traslados de diócesis de este patrimonio, excepto en el caso de Castelló, donde desde el Obispado se permitió esta “deslocalización” de bienes culturales. Esto, mientras se paga 3000 euros al mes para exponer los cuadros del taller de Zurbaran a la orden que se lleva el patrimonio a otra comunidad autónoma.
El debate continuo de que se hace con las obras que son restauradas por los servicios públicos (fundaciones como Blasc de Alagó, Luz de las Imágenes, etc), y que después, no hay ninguna garantía de matenerse para el disfrute de la ciudadanía.